Hola Desconocido. No te conozco, porque aunque estuvimos juntos el tiempo suficiente, la persona que eres hoy me resulta un total desconocido. Desconocido porque el chico que creí conocer no está, porque me doy cuenta de que me enamoré de la idea de ti que yo creé, no de quien en verdad eres.
A veces no entiendo que la persona por la que en algún momento hice tantas cosas ahora sólo sea otro desconocido, y con quién no cruzo siquiera la palabra.
Pero sabes, llegó el día en que puedo agradecerte. Por romperme el corazón y regalarme una de las lecciones más grandes de mi vida, las ganas de amar de la forma más bonita y sincera posible.
Tal vez suene raro que luego de todo lo que me hiciste yo te agradezca; pero te explico, entendí que si quise ver tantas cosas buenas en ti es porque eso hay dentro de mí, y ahí comprendí que te portaras de una forma tan tonta, pues al final cada uno da lo que tiene.
Gracias porque aprendí que puedo ser la mejor persona con alguien y eso no garantiza que lo sean conmigo, así que hoy tengo los ojos abiertos a lo que doy y recibo.
Gracias porque aprendí que no puedo hacer que otra persona me valore, pero que tampoco valgo menos si no lo hacen y sobre todo, que puedo irme cuando eso pase.
Gracias porque aprendí que no todas las personas son sinceras, que algunas incluso mienten, tú fuiste infiel, pero que no voy a vivir preocupada por eso, porque jamás podré tener la total certeza de que alguien sea sincero, yo sólo puedo confiar.
Gracias porque aprendí que cuando quiero a una persona soy tan sincera e incondicional como es posible, incluso más, porque en ocasiones estuviste tan mal y el resto se fue yo estaba ahí contigo, y eso lo hacen muy pocos.
Gracias porque aprendí que lo que creí que dolería tanto en realidad fue lo mejor que me pudo pasar, y no mal interpretes, porque claro que dolió, porque cuando me lastimaste tanto supe que no iba a extrañar a alguien que no me merecía.
Gracias, porque con todo lo que viví a tu lado la que creció fui yo, al final no me importa si no reconoces a la mujer que soy, porque a mí ya me quedó más que claro.
Al final te agradezco, porque aprendí que existen dos tipos de personas, las que como tú, no saben amar, y las que como yo, no sabemos no hacerlo. Y como lo dije, no tengo miedo, lo único que me dejaste fueron las ganas de no dejarme vencer. No puedo desearte que te vaya bien o mal, sólo como lo merezcas. Para mí vienen cosas buenas porque aquí no fui yo quien perdió.
Todos los días me repetía una frase que me enseñó mi madre y que se ha convertido en mi mantra; “en la vida, tarde o temprano todo pasa, esto también pasará”
ADIÓS.
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